domingo, 25 de junio de 2023

Celebración día 6: La vida es un juego

La vida no es un juego. Es seria—puedo morir en cualquier instante... Peor aún, puedo sufrir algún accidente que me incapacite extraordinariamente. He pensado en el suicidio desde un punto de vista conceptual—siento que comencé a perderle miedo a morir porque me he dado cuenta que verdaderamente soy capaz de suicidarme. Reitero, lo pienso como concepto, no como acto. Me recuerda que estoy bien, y todos mis problemas y preocupaciones, por ahora, son meramente sociales, ilusorios.

Perderle el miedo a morir me ha llevado a apreciar aún más la vida. Por azares estoy dentro de un rango de comodidad sumamente alto—mejor aprovecho que no tengo verdaderos problemas para Ser como quiera realmente. Día con día me motiva.

Esta semana cumplí 29 años. Me resulta muy importante y emocionante porque realmente siento que estoy viviendo una vida completamente nueva. Desde el fin del mundo en el 2020, viví la transición más importante de mi vida. Viví entre los extremos de la libertad y confusión (emocional)—¡sufrí como nunca! Pero al mismo tiempo gocé de maneras extraordinarias.

Por fin me moveré de casa. Es un cambio que anhelaba desde hace tiempo—por fin he dado el paso. Nunca me contuve por miedo, sino por cierta presión familiar. Pero tras suficientes pláticas se ha logrado. Ya después contaré más al respecto. 

No soy de los que olvidan como si nada, mucho menos por rencor, pero ciertos sucesos cada vez me están dejando de importar más—me'stán presentes. La oquedad entre las estrellas me será visible por el resto de mi vida. 

Enamorarse es tan fácil: Con que te hablen bonito, te presten atención, el flechazo se da (por eso hay que tener tanto cuidado con las redes sociales). Enamorarse de verdad es más difícil. ¿Cómo saber si esta persona que acabas de conocer es, de verdad, el amor de tu vida y no una mera infatuación sentimental y sexual? Por un lado las herramientas post-mo facilitan la búsqueda—tal vez las comience a usar a partir de los 33 años si no encuentro a El Amor de mi Vida. Sin embargo, siempre he preferido lo orgánico—así he conocido a todas las personas con las que he tenido una relación íntima y amorosa. Orgánico para mí es que el supuesto azar de nuestras acciones nos encuentren. Piénsalo, si el azar, la aparente nada—¡magia cuántica! nos encontró, ¿cómo no pensar que estás ante tu otra mitad de quien fuiste separado en el inicio del Tiempo? Aunque tal vez no hay sólo mitades, sino innumerables fragmentos de alma esparcidos por el universo, aquellos a quien puedes nombrar como El Amor de tu Vida porque también son parte de ti. Sí, hay almas gemelas, pero no sólo de 2, sino de 3, 4, 5...n+. El reto está en encontrarlas. Pero no basta con encontrarlas, ambos tienen que tener una madurez terrenal. Pienso que un ego alto, dañino, deriva de importantes inseguridades. Aquellos cuya reacción es aguerrida es porque tienen traumas o defienden su ilusión de importancia—uno es importante, pero no más que los demás—el verdadero diálogo está en la vulnerabilidad y apertura de uno, y es de donde un amor genuino, sin temor alguno, puede emerger.

Estoy tan listo para amar de nuevo, pero debo ser cuidadoso en no caer en simples atracciones turísticas. Me hacen ojitos, pero lamentablemente no soy recíproco ante ellas, porque, como escribí, el amor no se encuentra, sucede, simplemente lo sientes, como el viento adireccional. ¿Lo he sentido últimamente? En grados, pero no supremos, no altos—sigo fluyendo.

Me he dado cuenta que hay personas más insanas que yo. Recientemente fui a Kokoro y vi una chica pidiendo a diestra y siniestra un toque (cannabis), a quien sea, quien tenga. Me doy cuenta que sí existen personas con necesidades un tanto banales, pero que eso es lo que los motiva a actuar. Otra persona, cuya presencia ya no me irrita, pero ahora me incomoda, es aquella que por inseguridades sumamente extrañas vive y habla en una completa fantasía propia. Me doy cuenta que el resto "actuamos" para que no se sienta mal (porque además es un tanto iracundo). Efectivamente, por alguna razón suelo atraer a personas particulares, interesantes, diferentes. Me enseñan, indirectamente, que de verdad sí soy la persona más normal del mundo, y que yo no soy el "extraño", cuando la mayoría lo son. Creo que esa impredecibilidad es la que me pone a pensar tanto—creo que yo sí soy capaz de mantener una línea narrativa social estable, pero cuando otros no la tienen, me extraña, pero he aprendido a fluir con ello. ¿Qué más puedo hacer al respecto? Ser, genuino, libre—una supernova que arrasa todo a su paso y que ilumine o desintegre a quien corresponda. Debo también amplificar mis intereses. Me doy cuenta que sí suelo ser muy específico en lo que me gusta, pese a que mi curiosidad es omnipresente. Tal vez pueda darme la oportunidad de encontrarme un espacio para conocer temas fuera de los míos y poder conectar con las personas de manera más significativa.

Admito que me cuesta un poco de trabajo escribir esto porque me resulta más lógico demostrarlo que decirlo. No se lo tengo que demostrar a nadie más que a mí mismo, y es lo que he estado haciendo, y lo notan, es decir, siento un genuino interés en quien soy. Me he vuelto vulnerable, pero dentro de esta apertura es donde la libertad nace. 

Soy, ante tu cuerpo y tus ojos—mírame, siénteme—me tienes completo. Esto me hace sentir libre.