Nota: Esta entrada estaba escrita hace meses (20 de sep), pero hasta ahorita la publico.
Siempre he tenido el deseo escribir. Recuerdo que desde los doce años intenté mantener un blog como éste a través de la plataforma (ahora extinta) Spaces de Microsoft. En aquella entonces no tenía nada especial que decir. De hecho, mi primer post tan sólo fue un agradecimiento para aquellos que, de alguna u otra manera, hayan encontrado el blog. Desde esa entrada no volví a publicar nada. ¿Las razones? Seguro me mantenía ocupado siendo feliz un crédulo e ingenuo infante. Sin embargo, la necesidad de escribir se mantenía imperiosa en mí, pero me resistía, ya que una idea, que saqué de quién sabe dónde, poco a poco me fue silenciando hasta la completa ausencia de interés: ¿a quién le importa?
Ahora, a mis veintiún años, me encuentro sentado en frente de este papel virtual, intentando recobrar aquellas fuerzas perdidas a lo largo del tiempo. Vamos, ¿qué me detiene ahora? Ah: ¿uso WordPress, Blogger o Tumblr; ¿mi forma de redactar será buena?; ¿de qué puedo hablar?.. En fin, las dudas matan mis ganas. La inseguridad es lo que ha bloqueado el cauce de mi imaginación. E incluso, aquellos pequeños riachuelos que logran pasar, se arrastran bajo un enorme espectacular que sigue diciendo: ¿A quién le importa?
Sigo luchando contra ese mal. Me agobia; me persigue como una sombra. Día tras día me entierra más profundo bajo la tierra infértil de la mediocridad, el conformismo y el potencial desperdiciado. Es algo que extingue la voluntad de hacer cualquier cosa, en cualquier persona. Y me pregunto, ¿habrá forma de contrarrestarlo?
He pasado meses buscando alguna solución. Indagué en los lugares más recónditos de internet, en libros, en artículos científicos. Incluso llegué a preguntarle a psicólogos. Y me sigo sorprendiendo que, aún con la plétora de respuestas que existen, ninguna realmente me ayuda. ¿Por qué?
Y no me daba cuenta que mientras más reflexionaba sobre aquella ironía, más me acercaba a la verdadera respuesta. Hasta que, por fin, lo comprendí.
No importa cuanto lea acerca del tema. Tampoco importan los consejos que me intenten dar aquellos que saben. Al final, nada funciona si el cambio no lo hace uno mismo. ¡Gran revelación! La noticia me ha llegado años tarde. Yo soy el único que puede matar mis miedos. Y es lo que estoy haciendo en este preciso momento.
Aquellos seres incorpóreos que me han asfixiado por largo tiempo ahora están siendo ahogados dentro del naciente océano de mi verdadera esencia.
Y es por eso que intento desempolvar y sacar este blog de mi ya lleno baúl de proyectos por realizar. Puede que mi redacción no sea la mejor, o que no tenga ideas para escribir. Pero, bueno, al final no pasará nada, digo, ¿a quién le importa? Pues bien, no importa qué si la mayoría de la gente encuentra llano lo que escriba. He comprendido que al final siempre habrá una persona que le interese. Yo. A mí me importa.
Nunca me había sentido tan solo como aquellos días de noviembre del 2014, durante la 6° edición de CutOut Fest. Ya tenía antecedentes con la soledad antes de participar, pero el cénit, el punto en el que exploté, fue la noche de clausura.
Heme allí, en el Teatro Alameda, rodeado de cientos de personas, algunas en forma de familia, otros de pandilla; parejas, conocidos, hermanos, amigos... Y yo, como un faro en busca de algún barco extraviado, esperé encontrar a alguien o algo que me saque de aquel desamparo. Pero no. Pasé la noche solo, realmente solo. No digo que "nadie se acercaba a mí o yo a ellos"; claro que intentaba platicar o unirme a un grupito, o al menos estar cerca de ellos. Más bien no encontraba "conexión" alguna con nadie. Esa conexión que transforma a un ser humano, objeto, animal, cosa, en algo únicopara ti. Cual WiFi, aunque había señal en mi interior; no había nadie con quien, realmente, conectarme. Y, a pesar que había invitado a algunas personas para que me acompañaran, éstas, por cualquier excusa, no asistieron, y eso que había apartado dos pulseras (para ver el docu de Björk), uno para mí y otro para quien quisiera estar conmigo.
En fin. Esa noche me abatió por completo. Rompió dentro de mi todo paradigma con el que intentaba justificar mi forma de ser. Lloré. Sabía que estaba haciendo algo terriblemente mal, ya que esa sensación no debía estar sintiéndola. ¿Porque no debería? ¡Porque no estoy solo! Tengo familia, amigos, compañeros, conocidos, etc. No me llevo mal con nadie; intento ser buena onda con todos. Entonces, ¿qué me sucedía?
Aquellos días me puse a pensar bastante. Pero, hasta la fecha, aún no encuentro la respuesta.
¿Y si no existe una respuesta?
2015, en el linde de 2016. Este año lo considero increíble, muy in-creíble, al menos para mí. Hice tantas cosas que otrora me eran inimaginables, reitero, personalmente hablando. Me metí (o metieron) a docenas de casas ajenas; me invitaron a tomar, a hacer música, a dibujar, a escribir, a programar, a crear. A proyectos con personas de experiencia. Viajé a, al menos, un lugar que no conocía. Intenté amar, intenté abrirme un poco más a las personas. Conocí mucha gente, conocí sus mentes, algunas me dejaron explorar a profundidad. Algunos me rechazaron, a otros los defraudé. Hubo gente que realmente quería conocerme, y yo a ellos.
Y todo ello me parece completamente fuera de lo ordinario porque el Óscar pre-2014 a todo, a todo, hubiera rehuido. Hubiera dicho que no. Se hubiera ocultado en la introversión, en su inseguridad.
Así que he de agradecerle a todas aquellas personas que confiaron en mí, por la razón que sea. Sé que defraudé a algunos, y sinceramente lo lamento. Aún así las oportunidades nunca se acaban, y si llegara a suceder, basta con crearlas.
A veces siento que cuando le platico a la gente acerca de mis hazañas, éstas tienden a aburrirse, como si fuera algo de lo más normal en la vida. Y tienen razón, pienso lo mismo. No me pasó nada que digan trascendente. Nada al menos superficial. Todo los cambios fueron internos. Cambios que necesitaba y con los que me siento mucho mejor que antes.
Por eso digo que el 2016 será mucho mejor.
Simplemente me dejé llevar, y llevar, y llevar. Como el agua. Como el viento. Feng shui.
<<¿Qué me sucedía?>> Aún no tengo respuesta para ello. Y, siendo sincero, ya ni siquiera pienso en una.
El año pasado, mientras disfrutaba de una vida exenta de la depresión, comencé a tomar varios cursos por internet.
Uno donde más me empeñe fue de ChucK:
Lenguaje de programación orientado a la síntesis de audio en tiempo real.
Este lenguaje de programación vive tras la sombra de SuperCollider, otro lenguaje dedicado a la síntesis de audio, el cual tiene tremenda popularidad y equipos de desarrollo, cosas que ChucK carece por el momento. Otro famoso es Csound, pero ese ya va más para ingenieros que aficionados.
A pesar de que ya no lo uso tanto, creo que es uno de los lenguajes idóneos para aquellos que deseen adentrarse en el mundo del live-coding. ya que, comparado con SC y otros, es uno de los más fáciles y rápidos de aprender.
¿Uh? ¿Qué dices? ¿Que te gustaría aprender un poquito de ChucK? Pues es tu click de suerte :) porque hice un breve cuaderno de apuntes online para mi uso. Pero ahora lo comparto contigo. No es la gran cosa pero igual y le sirve a alguien. Resalto que es del año pasado, por lo que si existe algún error, pues, oops. :^D
La mayoría son instalaciones creadas a partir de códigos de programación, circuitos, luces dinámicas e inigualable ingenio creativo, ai para quien le lata.