Me puse a pensar que el juego tiene el mismo poder que un le petit mort—creo que jugar (de juego) nos acerca más a la muerte que un orgasmo, o bueno, tal vez de la misma magnitud, pero diferente forma.
Porque "jugar" es una simulación de una situación de literal vida y muerte. Por eso le tiro muchísimo a lo lúdico.
Es curioso que uno de los libros populares anarquistas anti-trabajo también hable sobre una "revolución lúdica"—me refiero a La abolición del trabajo de Bob Black.
Y que el juego sea fundamental en el hinduismo.