Entender el personaje
(personalidad) de otr
os los vuelve sumame
nte predecibles.
Creo que, por seguridad,
uno debe ser lo contrario:
Impredecible, arrítmico, ir
regular.
Creo que hay algo fundamental que nos une a todos.
Creo que comienzo a aceptar la imperativa hedónica como el último esfuerzo humano necesario.
Ejemplo: Cuando uno juega, ej. las trais, el placer es comunal—todo deja de existir más que el momento, como en el sexo.
En el juego los prejuicios, juicios y postjuicios se anulan. Vemos a El Otro como igual, risueño, en el éxtasis del momento, y florece una sola mentalidad de bienestar y apoyo mutuo.
Creo que a través del juego se devela, fundamentalmente, quienes somos (somos todos al mismo tiempo). Hoy se nos incita al miedo y la competencia.
¿Es que la naturaleza es así? Difiero.
Yo no me quiero quedar animal
—
¿por qué no trascender(lo)?