Tu cabeza diseccionada mientras besas. Tus ojos siempre observantes hasta la oscuridad de tus párpados, libres por fin. La sangre y los músculos mecánicamente saboreando sus labios—engranes de carne.
Somos máquinas. Máquinas emulando un sueño, irreal. Vivimos en la ilusión, entre'l espectro sensorial de la euforia y el martirio.