Me gusta, me satisface. Vira mi vida hacia la tranquilidad, mi objetivo último.
Las mismas contingencias de la vida, a veces, desvían tus propósitos y metas hacia un lado equivocado, ya sea por azares, errores o intenciones, y nada volverá a ponerlas en su trayectoria original.
Duele.
Lo que queda es mirar hacia esta nueva dirección y redescubrir lo que se ha perdido, pero con tintes nuevos, inexplorados. Atreverse a hacer lo que en una dimensión paralela harías de cualquier forma y volver a soñar con el secreto de la felicidad, que de manera inintencionada es lo que todos buscamos.
He aprendido mucho en estos 28 años de vida. Mi Yo pasado sería incrédulo del progreso, así como de las tristezas que conlleva este camino— cuan ingenuo era al pensar que nunca pasarían, aunque es de dónde más he aprendido.
Mi conciencia se mantiene íntegra, plena— decide lo correcto, no lo que le convenga. Lo puedo demostrar. Nada ni nadie premia lo justo realmente. Más bien uno se salva del lastre del estrés y las decepciones irresueltas, cerrándolas al momento, y ese es el logro.
Dormir. Y despertar en una nueva realidad, con brillo en los ojos del espejo. Con brillo en los ojos de quienes realmente te quieren y quieres. Los que aún no te ven. Los que aún no ves.
Deberíamos llorar de felicidad.