He notado que las personas más inteligentes que conozco son las que menos reconocimiento público quieren. Es decir, las que se comparten, pero sin esperar aplausos—sólo lo hacen, sinceramente. En cambio, he visto como otros suben sin parar acontecimientos de su vida, principalmente corporales, con el obvio objetivo de ser laureados. No digo que sean malas personas, pero me hace dudar de sus acciones, por más inocentes que parezcan.
—
El reconocimiento es necesario para el ser sintiente (humanos, animales)—entre otras cosas, valida nuestra Esencia ante otros. Sin los Otros uno no puede Ser ya que no habría con quién "diferenciarse". La cuestión está, creo, entre el reconocimiento macro y micro. Macro la incesante, agobiante cascada de "Yos" embarrados en nuestra cara. Egocentrismo. Micro el íntimo, amistoso—cuando no sólo te develan sus secretos, sino te confían la llave para abrir el baúl donde los guardan. Confianza.
Creo que la confianza plena es uno de los más grandes tesoros que podemos dar y recibir, pero, aunque virtualmente todos podemos recibirlo y darlo, es necesario "construirlo" mutuamente de manera inconsciente. O sea, la confianza es de'se tipo de entidades que sólo existen cuando no las piensas—existen cuando están. Como un generador de números aleatorios: Presiono el botón y me genera un número. Antes no estaba, pero ahora está, está un número generado al "azar". Azar entre comillas porque no fue 100% aleatorio (¿qué en esta realidad lo es?): alguien tuvo que programar el generador; yo tuve que presionar el botón; yo tuve que darle significado al número generado. Estos pasos no se piensan, sólo se acontecen. Lo mismo pasa entre personas.
Por lo tanto, ¿será que conocer y confiar en las personas está determinado desde'l principio del Tiempo? A veces pienso que sí, por eso suelo ser receloso al conocer nuevas personas. Creo que no hay azar, swing—en poco tiempo nos damos cuenta si podemos confiar entre nosotros, porque, en cierto sentido, siempre lo hemos sabido.