martes, 28 de febrero de 2023

La crisálida de memorias (o cómo lidiar con la frustración)

Me siento libre de escribir lo que verdaderamente siento, sin tapujos—tratar de traducir esta sensación que mi mente-cuerpo siente en palabras. Es romántico pensar que hay cosas indescriptibles—estoy de acuerdo, pero no en el sentido metafísico y universal: Lo indescriptible (también) es aquello subjetivo, que no hay una clara definición dada las infinitas maneras de describirlo para cada ser capaz del qualia. Lo siguiente es una traducción literal de lo que verdaderamente siento ahora.

Me doy cuenta que, a pesar de tener excelentes resultados lidiando con lo que está fuera de mi control, a veces, aunque sea esporádico, me gana la desolación ante situaciones y personas que no son capaces de entenderme y se cierra en sus propias ideas innecesarias y absurdas—me siento feliz como nunca, pero aquel abismo de incomprensión me succiona como agujero negro cuando aparece.

Es cuando me siento desamparado, cuando busco un refugio más seguro que mi propia resiliencia (que debo admitir ha sido poderosa)—me escondo bajo todas mis sábanas. Es cuando veo, nuevamente, la realidad como algo peligroso, y no asombroso como acostumbro. No me saltan dudas sobre mi actuar—es esa sensación de desesperanza. ¿Cómo procedo ante ello?

Es cuando añoro una seguridad más allá de mis propias palabras—externas a mi mente. A lo largo de toda mi vida he sufrido las consecuencias de las malinterpretaciones, aunadas a la necedad de obviar mis pensamientos. ¿Cómo es posible que las personas me vean como el "loco", "extraño"—como el que sólo busca conflicto y "está mal", a pesar de que, desde que tuve mi segunda pelea física en 2do de secundaria, me di cuenta que nada resuelve la ira? Me he alejado de toda contienda posible, pero tampoco dejo que mi dignidad, y lo que creo moral y éticamente correcto, se ignore ya que, pienso, puede aportar enormemente a la mejora de nuestra armonía social.

Y aún así me pasa. ¿Es porque actúo, a veces, de formas extremas? ¿Pero es que cómo puedo derribar las murallas de apatía en otro? He descubierto que sí existen las palabras y los actos correctos, holísticos, para lograrlo—la verdad es que no se me escapa nada—soy hipersensible y puedo ver lo que a otros les cuesta. Y es aquí donde decido ser bueno. Pero...

¿Por qué les cuesta a otros tanto trabajo entenderme? ¿Es que tal vez lo he hecho mal? Mis intenciones jamás han sido malévolas —son observaciones empíricas, y no puedo no verlas. Es que también se vuelve una madeja difícil de desenredar, pero con la comunicación adecuada es completamente posible. Pero pocas veces pasa. Ante ciertas situaciones me he resignado—he empleado varias maneras de "tolerar" estas barreras, y ha funcionado, y lo mejor de todo es que no me cambia, me adapto, cosa que antes me era imposible.

Es bueno.
Pero esta sombra persiste.

No, no es depresión, es frustración. ¿Cómo puedo darme a entender mejor? Tengo ideas, pero me abruma la posibilidad de enraizarme en agujeros más profundos con la esperanza pendiendo del azar, y eso definitivamente no me divierte. He comenzado a tener planes de verdad— sólo tengo que aguantar un poco más. Mientras tanto me siento seguro de mí mismo, de quien soy y de lo que hago. He mejorado muchísimo las maneras en las que me comunico, pero a veces me hundo, sólo un poco.

———

Acabo de regresar de escribir en la calle—necesito nuevos espacios. La pandemia fue un evento cataclísmico, pero también provocó adentrarme en mí mismo como nunca, y he encontrado Belleza. Pero también me ha hecho ver a las personas fuera de mi cercanía como seres nada interesantes—realmente creo que lo tengo todo, incluyendo a quienes genuinamente me entienden, para ser feliz, y lo soy—por privilegio, por suerte, por mis decisiones, o por todas ellas. Repito, esto para nada tiene tintes "depresivos"—creo que literalmente no puedo tener dicha afección. Es más, hace tiempo que no me siento "triste", es decir, sin ganas de hacer algo—anhedonia. Opuesto, mi Ser crea, me ruega crear, estudiar, jugar, maravillarme con esta realidad, y es algo que definitivamente hago y disfruto con toda mi alma.

Pero a veces la frustración contamina mi alegría como un gas tóxico. Pero, en lugar de sucumbir, me atrevo a escribir todo esto. He encontrado el secreto de la felicidad en mí. Quiero compartirla con otros, pero estos otros no llegarán a mí tan fácilmente (aunque sí ha pasado)(02-03-2023: ¿Será que esto suena "mamón"?). Como mencioné, falta poco para poder moverme—para decidir sin perjudicar a nadie y, posiblemente, encontrar el espacio y el tiempo del que puedo ser parte.

Mientras tanto me envuelvo en mi crisálida de memorias.