sábado, 5 de mayo de 2018

Ahora estoy atravesando el túnel

Estoy en una sala. El humo de mota y tabaco me rodea. Han de ser como las dos de la mañana. La música suena a una mezcla amorfa; sólo escucho acordes arrítmicos sin textura, como una plasta sonora. Púrpura. Después amarilla. No hay luz más que la del láser que alguien nos prestó. Sorpresivamente lo que mis ojos ven concuerda con lo que mis oídos escuchan. O ha de ser el efecto de todo lo que me metí.

Tengo un tipo muerto a mi lado. Tengo una chica con su novio en el otro degustando sus labios mutuamente. Yo estoy en medio, con una cerveza a medio terminar ya caliente. ¿Cuánto tiempo habré estado debrayando así?

Lo último que recuerdo fueron sus piernas encima de las mías mientras jugábamos nunca-nunca. A lo mejor fui muy sincero esta vez, o a lo mejor sólo quería perderme. De cualquier forma, sus muslos encima de los míos fue lo último que realmente recuerdo hasta ahora. Y hablando de éso, ¿dónde está ella?

Es la primera vez que me voy.

Recordé ese susurro. Me lo dijo mientras estaba casi inconsciente. Sí, debió haber sido ella. En mi oreja derecha que aún siento mojada. A lo mejor también me la chupó o algo así. Así es ella. Es una jaula que apenas y puede contener quien realmente es.

¿Dónde estás? Volteo, pero veo desenfocado, veo como todo se estira; veo como todo es frágil y blando. No distingo caras, aunque los sonidos parecieron amplificarse. Y el eco de los besos tronados de aquella pareja comenzó a gustarme.

Pero no puedo levantarme. Las piernas me tiemblan como ojos sacádicos. Estoy tan fuera de mí, y la mejor cura a mi cruda ha sido ver sus ojos a mi lado al día siguiente. Por éso debo encontrarla.