miércoles, 10 de abril de 2024

 ¡EL PROBLEMA ES QUE ME EXIJEN COSAS CUANDO ES MI TIEMPO DE DECIDIR! ¡YA NO ME PRESIONEN! ¡YO DECIDIRÉ LO QUE QUIERA HACER! ¡ES MI TIEMPO! ¡ES MI RETIRO! ¡DÉJENME EN PAZ!

 ESTOY ABSOLUTAMENTE CANSADO DE QUE ME QUIERAN IMPONER SUS OPINONES. ¡DÉJENME VIVIR A MI MANERA!

jueves, 7 de marzo de 2024

 Que nuestro cariño emerja del miedo de no saber qué verga con la vida.

viernes, 23 de febrero de 2024

Parece ser que toda nuestra cultura post-moderna deriva de la necesidad de vender anuncios.

lunes, 19 de febrero de 2024

¿Uno ama desde la metafísica o los impulsos genéticos?

domingo, 11 de febrero de 2024

Creo que con concentración suficiente uno puede desprenderse de capas y capas de palabras y definiciones para dejar completamente despejado el paisaje que verdaderamente es "tu Ser". Es tan obvio que todos somos moldeados por los otros—por ideas hypermodernas, las cuales, recursivamente, nos provocan saturarnos de más conflictos existenciales, innecesariamente. 

Ya no me cuesta trabajo estar en conversaciones grupales, de esas que denominaba como "conflictos bélicos en ping-pong": El punto de conversación aquí, y de repente acá, pero debo estar allá, pero regreso por allí, etc. Ahora lo veo como un completo teatro. Y sí me he dado cuenta que cuando presento contundentemente mi diálogo, todos se callan—todos prestan atención: Es mi turno, en este juego, en esta escena, de decir "algo"... Hasta lo más ínfimo se capta, hasta lo que susurro se presenta como un ancla de modulación. Y mi problema es que sé que puedo hacer fácilmente que toda la conversación se convierta en algo que genuinamente me interese, a diferencia de soportar contundentes embistes de opiniones, pero es donde, "moralmente", nuestros egoísmos individuales se limitan, se deberían calmar, cuando, en realidad, quisieran abarcar el mundo entero. Creo que por eso a veces me acongojo aún durante convivios como esos: Debo controlarme, porque sino seré yo quien más hable y hable y hable.

Otra cosa: Algo que me he dado cuenta muy cabrón es que "amar", entre otras cosas, es "pensar por el otro", "pensar como uno"—eso es el amor genuino.

Me encanta ver La Realidad como un juego de rompecabezas. Todo es deducible—tiene estructura. Puedo pensar algo al respecto, afirmando alguna "verdad", cuando puedo estar mal y completamente despistado en realidad. ¿El errar en mis creencias atenta contra mi identidad? Pues, si baso mi vida en mis propios pensamientos (algún tipo de solipsismo), sí, atenta al 100%. ¿Pero eso me hace "perder" el "juego"? Creo que primero debería entender cuál es el objetivo de este: Justificar mi aquí y ahora, cuál es mi presente.

Me sale tan natural rimar las palabras.

Eso es lo que incomoda a las personas—pueden llegar a odiarte, pueden llegar a matarte por ello: Atentar contra sus propias columnas de verdad, de identidad—lo que me diferencía de ti, lo que me reconoce distinto a ti, lo que me hace "Ser". Sí, necesitamos de la negación en en el Otro de nuestro Ser para claramente Ser. Puede ser que la "humanidad" esté en no caer en la locura al descubrir que todo tu Ser es falso, una ilusión—en términos prácticos: 

"Si hubieses pensado diferente, tu vida sería diferente". 

Explorar el No-Ser asusta de verdad, y por eso poca gente se (des)conoce a profundidad. Pero nuevamente creo que allí mismo existe un punto de comunión para todos, un Algo que nos volvería universalmente empáticos... Pero la realidad es que alguien siempre se negará, alguien siempre se deberá negar, y he aquí el eterno devenir de nuestra existencia y filosofía. Sin estas negaciones, no puede haber conocimiento.

El amor, un universo de micro-conflictos.